Shalom, Jerusalém, Salam!
De un lado, un pueblo poseído por resentimientos implacables; del otro, un pueblo poseído por una ambición ilimitada; entre ambos, una frontera caprichosa, fijada por las contingencias de la batalla, y todavía, a despecho de la tregua, escenario de actos recurrentes de atrocidad y venganza: sobre esa línea y atravesada por ella, Jerusalém: la ciudad más sagrada del mundo. (Evelyn Waugh 1952)
Nuestro viaje. Jerusalén: Primera visión |
LA IGLESIA DEL SANTO SEPULCRO
"... A lo largo del día, no deja de pasar y volver a pasar todo género de peregrinos y turistas ostentando todas las formas de piedad y de insolencia, pero es solo de noche cuando el lugar cobra vida de verdad.
Ahora solo queda una puerta. Cierra cuando se pone el sol. Justo antes de esa hora, un soldado árabe despeja de penitentes y turistas los pasillos que van oscureciendo. El portero árabe, cuya familia se mantiene en el puesto desde los tiempos de Solimán el Magnífico, sube por una escalera y echa el cierre desde fuera, y luego mete la escalera por una trampilla que a su vez un sacerdote cierra desde el otro lado.Las ventanas se difuminan y desaparecen, se deja de ver el tejado. No hay luz salvo la que proviene de las lamparillas de aceite que brillan ante el Calvario, ante el Sepulcro y sobre la Piedra de la Unción. Cae un silencio absoluto. El aire se siente cercano y frío, con el más tenue olor de aceite, cera de vela e incienso. Pero lo cierto es que hay treinta o más hombres que duermen acurrucados, sin que nadie los vea, como murciélagos en una cueva a oscuras. Durante horas no pasa nada. Algunas de la lámparas se extinguen. Uno puede sentarse en el diván del portero y creerse en el fondo del mar.
Piedra de la unción en la Iglesia del Santo Sepulcro. Jerusalén |
[File:Jerusalem Holy Sepulchre BW 19.JPG|Jerusalem Holy Sepulchre BW 19] |
"...Y entonces, un poco antes de las once de la noche, comienzan a aparecer y moverse luces en pasillos y rendijas insospechadas. Se oyen resoplidos, pies que se arrastran y, desdes sus diversos cubiles -el griego desde una balconada sobre la roca del Calvario, el franciscano desde un túnel escarbado en el muro por debajo de la capilla católica, el armenio desde una salida de incendios metálica justo por encima del lugar del Stabat Mater-, tres barbudos sacristanes aparecen y comienzan a rellenar y arreglar las lamparillas. Al poco, se oyen golpes en la puerta, nudillos, aldabas de madera, un timbrazo eléctrico, una tos, un crujido.
A las once y media, comienza a sonar algo parecido a un tambor de guerra. Son los griegos. Después, un ruidoso e irregular entrechocar de tablas. Son los armenios. Al momento, dos turiferarios silentes aparecen y van avanzando en sentido contrario alrededor de todo el edificio, incensando cada altar con un tintineo de latón y nubes de humo aromático. Luego comienzan a encenderse pequeñas bombillas eléctricas de luz cruda. Los monjes y los frailes se reunen en sus coros y, justo antes de la medianoche, comienzan los oficios nocturnos con la severa monotonía de los católicos en contraste con el regocijo exuberante de los armenios ... cuya música suena como un remoto festival de pueblo de bailes populares y baladas campesinas... "
(La defensa de los Santos Lugares de Evelyn Waugh. 1952)
http://pastorjuanliendo.wordpress.com/2012/06/28/una-iglesia-que-no-duerme-en-jerusalen/
Liturgia católica en la Aedicula del Santo Sepulcro El sepulcro se encuentra dentro. |
Capilla Copta, detrás de la Aedicula |
A estas alturas del relato -para todos los que estamos pensando en cómo quedarnos "casualmente encerrados" en la iglesia del Sto. Sepulcro- la única forma en la que se puede entrar por la noche, es aprovechando algún sábado de Cuaresma, la noche de Pascua, la fiesta de la Santa Cruz o el Corpus. En estas fechas se permite entrar, a la comunidad franciscana y a los fieles, para celebrar la Liturgia de las Horas. La puerta permanece abierta toda la noche.
Bajada a la gruta de Sta. Elena |
Capilla de Sta. Elena en la Iglesia del Santo Sepulcro |
Desde la catedral de León, ninguna iglesia me había emocionado de esta manera. Su oscuridad, la devoción de los fieles de las distintas religiones, esa "presencia" que trasciende en cada uno de sus rincones, pasillos, cuevas... todos esos niveles (conté siete) que te hacen desear ver y saberlo todo, como si ahí estuviera escondida toda la historia de la humanidad.
Aunque solo sea por el Santo Sepulcro, Jerusalén se merece un nuevo viaje.
Peregrina dibujando en la explanada del Santo Sepulcro |
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