Al llegar a Oviedo, siguiendo el Camino del Norte, y un poco harta de acantilados y playas, decidí continúar hacia abajo. El Camino Primitivo, con su leyenda de dureza, altas montañas y soledad, me llamaba. Aunque fuera 2020, el año de la pandemia.
Calculé las etapas teniendo en cuenta los lugares donde me apetecía detenerme y procurando no pasar de los 20 kilómetros diarios. No fue fácil porque solo disponía de 8 días y enseguida comprendí que no llegaría a Melide este año.
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Paisaje con niebla a la salida de Tineo |
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