Esta etapa es un paseo... pero un paseo hacia la gloria (nunca mejor dicho).
Una subida lenta por un camino forestal y unas cuantas fábricas (incluidas las instalaciones de la TV gallega) es lo que nos separa del
Monte O,Gozo. Yo esperaba otra cosa... con ese nombre me imaginaba Getsemaní... un lugar en el que desear quedarte para siempre. Pero no: apenas te enteras de que has llegado. Le tuve que preguntar al señor del kiosko (sirven café) que me indicó que me desvíase unos metros para encontrarlo. Y allí estaba: un monumento a la fealdad, de estética franquista, ocupando un lugar que pretendía ser la entrada al paraiso. Las fabricas y otras construcciones habían cercado de tal manera la ciudad de Santiago, que ya no podías verla por más que lo intentases. Que chasco!
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Monte O, Gozo O lo que sea |
Aguantándome las ganas de echar a correr hacia la ciudad que se adivinaba a lo lejos, fui descendiendo durante 4 kilometros, a través de los arrabales de
Santiago, hasta llegar a las acogedoras calles del centro.
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Santiago: la torre de la Catedral al fondo |
En la
Rúa das Casas Reals, ya se contempla la Catedral a lo lejos y las pie rnas se aceleran...
plaza de Cervantes,
rúa da Acibechería y entras, por fín, en la
plaza del Obradoiro. Al fondo, la fachada de la Catedral cubierta de andamios, da la bienvenida al peregrino.
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Mi selfie delante de la Catedral |
Después de tumbarme un rato en la plaza (privilegio del peregrino), eche a andar hacia la
Oficina del Camino –en la
Rúa do Vilar– para que me pusieran el último sello de mi credencial. A pesar de ser las 9,30 de la mañana, la cola era ya larga aunque no para sellar: todos esperaban para obtener la Compostela. A mi "me la traía al pairo", así que termine enseguida.
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Cola para conseguir la Compostela (09,45 h.) |
Tenía reservada habitación en un "hotel con encanto" (Santiago se lo merece) que no me defraudó.Se encuentra en la
Rúa Castrón D'Ouro esquina a la
Rúa do Olvido, muy cerca de la plaza de abastos. Se llama
"Casa San Nicolas". Os recomiendo la habitación nº 1 ó la nº 5 (65 € la habitación doble con desayuno).
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Patio interior de Casa San Nicolás |
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Rua Castron d'Ouro. Santiago de Compostela.
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La ciudad vieja
Callejear por
Santiago es algo que ningún peregrino puede dejar de hacer. Tiene tanta piedra y tan bien puesta que es un privilegio patearla. Me pasé largos ratos en las escaleras que unen la
Plaza de la Inmaculada con la del
Obradoiro oyendo a un tenor que cantaba opera (el sonido debajo del pasadizo es buenísimo). También fuí a ver la
Colegiata de Santa María a Real (S. XII), hoy casi abandonada por falta de presupuesto. El silencio y la soledad del lugar me impresionaron.
Y los bares!... en
Santiago se tapea bien en casi todos los sitios. Yo disfruté en el
Café bar Mazarellos, situado en la Plaza del mismo nombre junto a la Facultad de Filosofía. Recomendable.
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Pasadizo del Arzobispo Pedro Gelmirez |
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Claustro de la Colegiata de Santa María la Real |
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Vista de la Colegiata de Santa María la Real |
La Catedral
Cuando llegué a la
plaza del Obradoiro, la fachada, a más de estar en obras, me pareció fea y recargada. Pero cuando entré por la
Puerta de las Platerías y contemplé su grandiosidad, me emocionó. Eran las tres de la tarde y apenas había gente. Me senté en los bancos destinados a los peregrinos y allí estuve sin nada más que hacer que estar allí: había llegado a
Santiago.
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Interior de la Catedral de Santiago
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Lanzamiento del botafumeiro en la Catedral de Santiago
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