VIAJAR SOLA:
Mis rutas por España
Mis rutas por España
Es, junto con el Cabo de Gata, mi lugar preferido para descansar unos días. A él vuelvo una y otra vez siempre que puedo, en primavera o en otoño. En primavera es el brezo, las carquesas y los gurumelos. En otoño las castañas, las tanas, los tentullos y los níscalos. Un paraíso.
Quien no se ha pateado la Sierra de Aracena –en Huelva- no conoce la Galicia del Sur. Cuando te desvías en Sevilla, después de cruzar el Guadalquivir, lo primero que ves son los campos latifundistas inmensos desde la autovía de la Plata, pero –en cuanto coges el desvío de la Venta del Alto– comienzan a aparecer encinas y jaras... primero una a una, después llenándolo todo entre el verde de la hierba y del musgo que se adueña, como en ningún otro lugar que haya visitado, de cada piedra, árbol, tejado y camino.
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Antes de llegar al desvío de Cortelazor, nos espera una ciudad que debemos conocer: Aracena. Solo por verla ya merece la pena el viaje. La silueta de su castillo medieval se recorta en lo alto mientras la rodeas.
A cinco km. de esta localidad, siguiendo las señales que nos dirigen hacia Portugal, nos encontramos con el pueblecillo de Los Marines de donde sale la carretera que -otros cinco kilómetros más allá- nos va a conducir al escondido pueblo de Cortelazor.
Vista de Aracena desde la carretera |
La carretera discurre entre bosques de castaños y barrancos de matorral. Hasta la última curva no ves el pueblo blanco rodeado de verde. Nada más y nada menos.
Aunque se entra en Cortelazor por la parte de arriba, estropeada por una nave industrial y los consabidos adosados, enseguida las casas de siempre y el empedrado de las calles nos dan la bienvenida.
Cortelazor entre encinas desde la Finca "El Chaparral" |
Dibujo de Cortelazor desde La Mesa |
Vistas desde la ventana de Casa Rural La Escalera |
A poco más de 1 km. del pueblo, en la carretera de Los Marines, está la finca "El Chaparral" con alquiler de bungalows y unas excelentes vistas desde la terraza. Un sitio estupendo para probar lo mejor de la zona: los gurumelos, el jabugo de bellota y el queso de cabra artesanal.
El pueblo es pequeño, poco más de 300 habitantes, pero tiene de todo: tres bares, la tienda, biblioteca, piscina municipal y hasta un museo donde se exponen las obras ganadoras de su famoso Certamen de Pintura al aire libre.
Al atardecer, te sientas en una de las mesas del Bar del Maño junto a la plaza y ves cambiar la luz mientras tomas una tapa de queso de cabra -exquisito en estos lugares- y un vaso de "mostito", si tienes la suerte de encontrarte en esta sierra a finales de Noviembre (Fiesta del mosto en el vecino pueblo de Los Marines)
Si no habéis probado todavía un buen jabugo (tarea cada vez más difícil), tenéis que catar unos huevos fritos con patatas y jamón en el Bar Plaza (enfrente del Mesón de El Maño)... convierten una comida tan simple en algo excelso.
La plaza de Cortelazor después de la lluvia |
Lavaderos de Cortelazor |
Pero lo mejor de Cortelazor son los alrededores. Aquí hay mucha faena.
DE CORTELAZOR A NAVAHERMOSA (12 km. ida y vuelta)
Saliendo por la parte baja del pueblo y atravesando el barranquillo donde se encuentran los lavaderos, el camino asciende hasta encontrarnos con un desvío señalizado a la izquierda. Bajamos hasta un pequeño arroyo y, nada más cruzarlo, vemos a la derecha una senda señalada con un hito. La seguimos sin abandonarla hasta llegar a la Rivera de Valdelarco. Después de cruzarla hay una buena subida hasta un pinar en el que vemos otra señal indicadora hacia la derecha. Caminamos entre pinos y matorrales hasta cruzar el Barranco del Dundún. Después el sendero gira nuevamente hacia la derecha y nos lleva, ya sin desvíos, hasta Navahermosa.
La Iglesia de Navahermosa desde el camino |
Antes de probar otro de los senderos -el que lleva a Corterragel- vamos a seguir la perversa tradición de la zona y nos vamos a desayunar con una "palomita" en el bar Plaza. Si estamos en Semana Santa podremos acompañar este anís seco de Almonaster (marca "La Hormiga") de unas flores de miel o de piñonates, que en estas fechas se hacen en casi todas las casas del pueblo.
DE CORTELAZOR A CORTERRANGEL (7 km. ida y vuelta)
La salida del sendero desde Cortelazor se hace por la calle Parralejos, a la derecha de la Iglesia. Los primeros tramos son una delicia: pequeños huertos y arroyos, el omnipresente musgo y el suelo empedrado del sendero, nos van a acompañar hasta el arroyo de la Guijarra.
Fuente en el camino a Corterrangel |
Lo cruzamos para iniciar la subida hasta un collado donde encontramos El Barrial, una antigua granja escuela hoy abandonada. Unos metros adelante vemos una encina con una cruz grabada en el tronco. La leyenda habla de la encina de la Cruz del Lobo. La historia cuenta que junto a esta encina fue devorado un muchacho por una manada de lobos y en su memoria grabaron esta cruz. Desde El Barrial parten varios senderos. Cogemos el que sale hacia abajo desde el mismo cortijo y que, después de descender 1 kilómetro, nos lleva directamente a la aldea de Corterragel.
DE CORTELAZOR AL CHARCO MALO (5 km. ida y vuelta)
Se parte del primitivo asentamiento del barrio de la Mesta -hoy abandonado- que se localiza al final de la calle de la Cuesta en el municipio de Cortelazor. Comenzamos andando por un camino entre paredes de piedra con pequeñas subidas y bajadas. Al poco, el sendero desciende hasta llegar a la cancela de una finca en la que se avisa de la presencia de ganado bravo. De allí sale un sendero que va siguiendo la alambrada en una pronunciada bajada que acaba en el arroyo de la Guijarra, en la zona llamada del Charco Malo. Río arriba -si alguien consigue subir- podremos ver la Charca Azul.
Charco Malo. Cortelazor |
Cortelazor desde el camino al Charco Malo |
DE CORTELAZOR AL AREA RECREATIVA "EL CHARCO" (4 km. ida y vuelta)
Salimos por la carretera en dirección al cementerio. Lo dejamos atrás y, en la siguiente curva, nos encontramos con un sendero a la derecha que desciende entre encinas y olivos y al que llaman "de los Callejones". A partir de aquí ya no hay pérdida, solo hay que seguirlo. Primero vadeamos el arroyo de la Guijarra, después el camino continúa entre cortijos hasta desembocar en el río, recién denominado Rivera de Huelva, al que cruzaremos por un puente de hierro. De paso podemos visitar la Ermita de la Coronada, situada justo enfrente y que da nombre a una de las más extensas fincas de los contornos.
Cortijo en la finca de La Coronada. Cortelazor |
DE CORTELAZOR A VALDELARCO (18 km. ida y vuelta)
Salimos de Cortelazor por la calleja del Arroyo Abajo.
Atravesamos el barranquillo e iniciamos la subida por la ladera de la Sierra Gorda. Dejamos atrás el primer sendero que nos encontramos a la derecha y continúamos la ascensión hasta llegar al segundo desvío, también a la derecha. En este punto, bien señalado, se inicia la bajada que terminará, un par de kilometros después, en el barranco del DunDún. Este sendero, que se va estrechando a medida que avanza hacia el río, se encuentra rodeado de un bosque de ribera muy bien conservado y lleno de colorido en primavera.
Después de cruzar la Rivera de Huelva, el sendero - que arranca un poco más a la derecha- vuelve a ascender hasta la parte más alta de la ruta desde la que hay una buena vista sobre el valle de la Perrera y la Sierra de la Coronada. Caminamos por una dehesa dejando la empalizada de piedra a nuestra izquierda hasta llegar a una doble cancela de hierro que tendremos que abrir. En este punto, se puede tomar un alcorce que sube por el monte y que deja a la izquierda el vallado o bien tomar el camino de la derecha que, aunque un poco más largo, tiene excelentes vistas.
Después solo hay que seguir el sendero hasta que, en una de las curvas, aparece escondida en lo verde la aldea de Valdelarco. La última parte del camino es una delicia: un sendero empedrado que atraviesa el arroyo por un pequeño puente y una alameda, nos conducen hasta el pueblo.
WIKILOC: https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/cortelazor-barranco-dundun-cortegrullo-cortelazor-35830080
Los días pasan en una especie de ensueño. El coche aparcado sin necesidad de desplazarte, de rentabilizar el viaje. Ya volveré, me digo, y visitaré Alajar o Cortegana o Almonaster La Real... pero siempre falta tiempo. Se está bien y eso es todo.
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