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Para entrar en Belén hay que esperar en el autobús junto al muro. Vemos una impresionante barricada de cemento, de tres pisos de altura, coronada en algunos lugares por alambre de púas. Los soldados israelíes armados con rifles de asalto examinan los documentos y registran el vehículo. Ningún civil israelí, por orden militar, puede pasar. Solo a unos pocos residentes de Belén se les permite salir.
La razón por la que el muro existe, según el gobierno israelí, es mantener a los terroristas alejados de Jerusalén.
Vas a Belén en tu viaje de peregrinación y esperas encontrarte un idílico lugar de estrellas fugaces, casitas de campesinos, rebaños de ovejas y monasterios, todo ello alrededor de la Basílica de la Natividad... esa basílica que –con su estrella de catorce puntas– señala el camino a los cristianos de bien.
Cuarenta mil personas viven al otro lado del muro que les separa de Jerusalén.
Esto es Belén de Cisjordania.
http://es.wikipedia.org/wiki/Territorios_Palestinos |
Lugar exacto del nacimiento en la Basílica de la Natividad |
El Muro de Cisjordania es una barrera construida –y aún no finalizada– por el Gobierno de Israél, que se extiende, aproximadamente, en un 20% a lo largo de la Línea Verde y el 80% restante en territorio cisjordano. Tiene como finalidad incluir asentamientos israelíes en su lado. Este territorio será aislado del resto de Cisjordania.
Cuando cruzas el muro para entrar en Belén, lo primero que sientes es incredulidad ante lo que estás viendo: "el muro fue derribado, no puede ser verdad otra vez..."; luego el guía intenta explicarte lo inexplicable y los turistas hacemos fotografías con cara de circunstancias (no se puede fotografiar a los guardias) mientras un soldado cruza el pasillo del autobús con la metralleta colgando de su brazo...
Uno de los checkpoint de Belén desde el autobús |
Solo a través de los cristales |
Llegamos al Sancta María Hotel de Bethlehem al anochecer. Situado en la zona baja de Belén, se encuentra rodeado de casas bajas medio construidas (o medio derruidas) y de cascotes. La piedra de Judea es blanca y dura, con cantos agresivos... parecen hechas para lapidar. Belén está llena de guijarros que –convenientemente recogidos, retirada la arena y triturados– sirven para construir nuevos edificios. Muchos de ellos serán destruidos otra vez, y vuelta a empezar el ciclo. El asedio ha obligado a algunos de sus habitantes a asumir esta forma de trabajo, especialmente después de que aumentara la demanda de materiales de construcción.
Tuve la suerte de que me dieran una de las habitaciones altas de este hotel venido a menos: dos balcones con vistas, en los que hubiera pasado la mayor parte de mis dos días de estancia si hubiera viajado sola. El atardecer sobre la ciudad con el canto del almuecín consiguió –al fin– dejar mi alma en paz.
Pero había que continuar... el autobús no daba tregua.
Vistas de Belén desde el Hotel Sancta María |
"...La Iglesia de la Natividad está casi escondida. Parece una fortaleza de piedra con paredes gruesas y hostiles y una fachada sin adornos. Quizá por eso ha sobrevivido 14 siglos..."/i> (Jesús nació aquí por Michael Finkel) "...Hay iglesias que tienen "una atmósfera especial", en la que oramos o meditamos con más facilidad que en otras. La iglesia de la Natividad es una de ellas. Y eso a pesar de que a muchos les parecerá "una cueva tenebrosa, atestada de ornamentos gastados y con ecos de exóticas liturgias" (Evelyn Waugh).
En ella hay algo que traspasa lo cotidiano. Si tienes suerte y hay silencio...te puede ayudar a escapar –aunque solo sea por un instante– al mejor de los mundos posibles.
Nuestro viaje: Todos en la nave central de la Basílica |
Interior de la Gruta de la Natividad |
Plaza del Pesebre. Al fondo la Iglesia de la Natividad |
En Belén, la presión sobre el esforzado turista-peregrino es máxima. El autobús sube la tremenda cuesta hasta la parte alta de la ciudad y te deja al lado de la Iglesia de la Natividad. Entreves la magnífica y peleada basílica, besas –o no– la estrella de la gruta del nacimiento y de nuevo al bus que te lleva al Campo de los Pastores. Suele ser el guía del viaje el que, después del circuito, te acerca a una tienda de souvenirs "en la que entienden español". Y otra vez al autobús que te devuelve al hotel al atardecer. Objetivo cumplido: Belén esta visto.
No nos quejemos: la incomodidad está en la naturaleza de las peregrinaciones y mi viaje seguramente se había organizado a modo de penitencia...
Conseguí separarme del grupo y pude atravesar sola toda la colina de Belén a través del zoco. Era la tarde anterior al comienzo del Ramadán y la ciudad vieja rebosaba. Una marea de hombres y mujeres venía hacia mí... sobre todo mujeres. Iban vestidas con esa especie de gabardina larga y el hiyab casi sin excepciones. Se notaba una gran diferencia en el vestuario y en los signos externos en relación con Nazareth.
Mi recorrido en Belén |
The old city Bethlehem |
Una de las calles del zoco de Belén |
No se en que momento me despisté y me fui hacia el otro lado de la colina. Mi recorrido acabó enfrente de un check-point del muro. Tuve la feliz idea de preguntar por mi hotel a uno de los soldados que me respondió de malas maneras un "not understand english". Había bordeado uno de los campos de refugiados (el de Al-Azza) y no me había dado cuenta... tan integrados están estos campos en el caos general. Fue en este punto donde unos palestinos hicieron el esfuerzo de comprenderme y me acompañaron un trecho hasta encontrar la carretera que conducía al hotel. No pareció extrañarles ver a una cristiana sola y perdida.
No lo estaba.
"Pasajeros entre palabras fugaces:
Cargad con vuestros nombres y marchaos,
Quitad vuestras horas de nuestro tiempo y marchaos,
Tomad lo que queráis del azul del mar
Y de la arena del recuerdo,
Tomad todas las fotos que queráis para saber
Lo que nunca sabréis:
Cómo las piedras de nuestra tierra
Construyen el techo del cielo."
MAHMUD DARWISH
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