Elegí llegar primero a Muxía porque quería acabar en Finisterre. Para mí, esto era lo fundamental. Y ello a pesar del claro posicionamiento de Gronze en defensa de la alternativa contraria (primero a Fisterra).
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/camino-a-fisterra-dumbria-muxia-135944639
Al amanecer, se sale de Dumbría cruzando el puente en dirección a Mota y, después, a Buxan. Acompañados de un buen número de hórreos, llegamos a la AC-552 y la cruzamos por debajo. Caminamos unos metros junto a ella y nos desviamos a la derecha para salvar una gran curva de la carretera. Otro desvío entre bosques y ya estamos entrando en Trasufre: muros de piedra y mas hórreos. Al final del pueblo se encuentra el Santuario de Nosa Señora de Aránzazu con su campo de romerías y su cruceiro.
Saliendo de Dumbría al amanecer |
Ayuntamiento de Dumbría |
Cruzamos el río do Castro y nos desviamos hacia Senande. En este pueblo se encuentra la Casa da Coxa, el primer bar de la etapa. Un poco después se encuentra Casa Rego, el siguiente bar que también es tienda.
Mientras cruzo la aldea de A Grixa oigo las campanas de la iglesia y veo al campanero que las hace sonar subido en una escalera de piedra pegada a la espadaña exenta. Me detengo a charlar con él y doy una vuelta a la interesante iglesia de San Cibrán de Vilastose que se encuentra separada de su campanario por el camino.
A la salida otro bar: el café O,Cabanel -que tambien es albergue- y, unos metros después, el reluciente lavadero de A Grixa.
A 4 km. nos encontramos en Quintans con la Capela de San Isidro y 1 km. después -entre Quintans y Ozón- el Albergue 'Et suseia' con cruceiro, máquina expendedora y una "encaxeira" trabajando en su encaje de bolillos. No pasar Ozón sin echarle un vistazo al Horreo de San. Martín -que pasa por ser el más largo de Galicia- y al Monasterio de San Martiño de Ozón con un interesante cruceiro frente a su fachada.
Pasado Vilar de Sobremonte, llega uno de los momentazos de la etapa: la visión del Atlántico, desde lo alto, en la zona de Merexo. Torcemos hacia el oeste y descendemos muy cerca del oceano hacia Os Muiños. En esta localidad atravesamos el río Negro que guarda un bello paseo fluvial para los que tengan tiempo.
Primera visión atlántica desde la zona de Merexo |
Paseo fluvial del Río Negro en Os Muiños |
A la altura de Os Pexegos, mirando hacia arriba, podemos ver ya el Monasterio de San Julian de Moraime, hacia donde nos dirigimos. Tuve la inmensa suerte de encontrarlo abierto para una visita guiada. Nadie se fijo en mí y pude patearmelo a mi gusto.
Construido sobre una antigua necrópolis romana, la planta tiene 3 naves y 3 absides desnudos. Los frescos del muro norte, donde se representan los 7 pecados capitales, son impresionantes. En el Monasterio alquilan habitaciones.
Después de dejar en lo alto del monte la Ermita de San Roque de Moraime y atravesar Chorente, ya no vamos a perder de vista el mar. La bajada acaba en la playa de Espiñeirido en la que una pista asfaltada nos conecta con un paseo de madera sobre las dunas y el arenal. Vemos la Ría de Camariñas, con la desembocadura del Río Grande, en la Costa da Morte.
Muxía pueblo debía ser antes del boom turístico una idílica villa marinera. Hoy todo es nuevo... mucho hormigón y barcos de recreo. Yo tenía reserva en la Pensión Bela Muxía, que es como un albergue pero con habitaciones privadas. Una de ellas -la H12- disfruta, junto con otra, de una espectacular terraza con un gran ventanal. Recomendable.
No puedo decir lo mismo de los restaurantes... no tienen menú del día, son caros y -lo que es peor- pretenciosos. Enfín: suerte!
Pero Muxía esconde, dentro de su casco urbano, la Parroquia y el cementerio municipal de Santa María de Muxía. Rodeados por los penedos del Monte Corpiño, con su iglesia gótica y el campanario exento sobre las rocas -el camino pasa entre los dos-, es el único lugar de Muxía pueblo que yo no me perdería.
Nadie se puede ir de Muxía sin llegar a Punta da Barca. Allí se encuentra el santuario de la Virgen de la Barca, el mirador Jesús Quintanal y una de las mejores puestas de sol que he disfrutado en mi vida. Nada que ver con la de Fisterra... completamente distintas a pesar de estar tan cerca.
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