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(ENTRADA ANTERIOR: De Markina Xemein a Monasterio de Zenarruza)
Dejé Zenarruza al amanecer. La niebla me introdujo en un bosque lleno de claroscuros. Alcancé el Alto de Gontzagarigana a través de siluetas de árboles y arbustos que se cerraban sobre pequeños torrentes perfectamente delimitados por estructuras de madera. La soledad era total.
El sendero se abría a las tres o cuatro casas de Uriona para cerrarse otra vez en la bajada a Munitibar. El descenso, como relatan las crónicas del camino, ha sido un peligroso barrizal en el pasado: “… El peregrino tiene ante sí un descenso penoso, por sendero estrecho y resbaladizo destrozado por las lluvias, que termina en un molino...”. Hoy el camino se hace mediante tramos de escaleras de madera que hacen muy fácil la bajada hasta el puente que cruza el río Lea. Todo un lujo.
Caserio Garro |
Bajando hacia Munitibar |
El bosque da paso a las estribaciones de Munitibar, con antiguos caseríos como el de Garro (hoy es una casa rural) rodeados de jardines con arriates de flores perfectos en los que nada parece estar fuera de lugar.
En realidad se conoce como Munitibar al conjunto urbano formado por Arbácegui y Guerricaiz. Estamos en el corazón de Euskal Herría.
Un poco más adelante, antes de llegar al barrio de Aldaka, nos encontramos con la Ermita de Santiago (cerrada). En su fachada, un cartel nos recuerda que el País Vasco se encuentra en España a la fuerza.
Puente de Artzubi sobre el río Goiako. Biosfera de Urdabai. |
En el límite entre Arratzu y Mendata vamos a atravesar el río Goiako por el puente medieval de Artzubi (S. XVI). Estas dos localidades forman parte de la reserva de la Biosfera de Urdabai, un área natural formada por la desembocadura del río Oka. Dentro de esta reserva, el camino atraviesa el robledal de Arratzu y acoge un tramo de la calzada medieval de la ruta costera del Camino.
Camino a Elexalde |
Pórtico de la Iglesia de Santo Tomás de Elexalde |
Siguiendo el río atravesamos el barrio de Elexalde con la sorprendente iglesia de Santo Tomás que se alza dominando el paisaje. Dicen que tiene un coro muy bueno pero, como siempre, estaba cerrada.
Volvemos a descender hasta el río Goiako y, en algún momento, pasamos por delante de una extraña casa en ruinas en la que merece la pena detenerse un rato para verla bien: es la antigua ferrería hidraúlica de Olazarra, hoy abandonada.
Ferrería de Olazarra |
Iniciamos la fuerte escalada hasta el barrio de Marmiz. Desde aquí solo nos queda dar la vuelta al monte Burgogana, por una senda que lo recorre entre pinos y eucaliptos y que llega hasta el municipio de Ajangiz , concretamente al barrio de Mendieta. Pasamos por delante de la impresionante iglesia neoclásica de la Ascensión y, en un par de kilómetros más, nos plantamos en Gernika.
Había reservado una habitación exterior en el Hotel Boliña. Como tiene bar, pedí una habitación en el piso superior y me la dieron. Buena correlación con el precio (45 €).
Después de un menú del día sin pretensiones en el restaurante del mismo hotel, paseo por Gernika, una ciudad animada en la que no está de más llevar un buen plano.
https://gernika-lumo.callejero.net/ |
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