(ETAPA ANTERIOR: CAMINO DEL NORTE: De Mondoñedo a Abadín)
Se sale de Abadín por un desvío de la carretera hacia el oeste. Al principio, solo las luces de los caseríos dispersos a la derecha del camino. Después del desvío en la zona de A Torre, vemos salir el sol entre campos y eucaliptales, muy cerca de Puenterroxal.
Pasamos el Río Anillo e iniciamos el ascenso que terminará en Portarregüeira. Atravesamos la LU-P-0108 y descendemos para encontrar la autovía. En este punto, no vemos el desvío y continuamos de frente. A los pocos metros nos damos cuenta del error y volvemos sobre nuestros pasos hasta dar con una intersección –a la izquierda del camino– que cruza la autovía.
Caminando por la izquierda de la autovía, pasamos por delante del Albergue O Xistral en la zona de As Paredes. Es una construcción de piedra en medio de un prado y rodeada de árboles. Justo enfrente del albergue cogemos un profundo sendero boscoso que desciende hasta una carretera local para cruzar -unos metros más allá- el Rego de Arnela.
Al poco de atravesarlo, la autovía aparece de nuevo, cruzándola -esta vez- por debajo.
Llegamos a Castromaior, cabeza de parroquia, que todavía pertenece al concejo de Abadín. En la salida, postes señalando el Puente Medieval de A Pontevella, hacia el que nos dirigimos.
Entramos en el concejo de Vilalba, capital de la Terra Cha.
El bosque cerrado en las planicies de la Terra Chá |
Volvemos a pasar la Autovía del Cantábrico por un tunel y llegamos a Galanas donde cruzamos la N-634. En esta localidad el camino sigue de frente pero, si queremos encontrar un bar, tendremos que marchar hacia la izquierda, retomando después la N-634.
Subida leve al Alto de Martiñan y bajada hasta Pontevella donde nos encontramos, por fin, con el puente medieval de A Pontevella sobre el Rego de Batán. Lo cruzamos pisando las viejas piedras de su calzada; es un lugar idílico, de gran belleza. Tiene, además, un área de descanso en el bosque que rodea sus orillas.
El fresco y tranquilo trecho que hay entre Martiñan y Goiriz se patea por un hermoso paseo techado por las ramas de unos castaños inmensos. Es el viejo Camino Real que llevaba, desde el interior de Lugo, a la costa. Seguimos en la Terra Chá, zona llana de pastos y bosques en la que es un placer caminar. Durante el recorrido cruzamos pequeños arroyos como el Rego dos Muiños. Las chantas nos acompañan delimitando los campos y las casonas de la Parroquia de Goiriz.
El cruceiro que encontramos en el siguiente cruce de caminos es muy especial. Tiene a un lado la Piedad y al otro a Cristo crucificado. El rombo, donde asienta el capitel, es una especie de firma de los canteros que lo trabajaron. También están representados otros símbolos como los clavos, las tenazas y el martillo. Hay una calavera bajo los pies del Cristo. Todos ellos motivos ornamentales de la saga de canteros de Os Carboeira, que pertenecieron a la parroquia de Roman, en el municipio de Vilalba. El de la foto es el Cruceiro de Ver, el primero que realizó Manuel Seoane Perez.
El siguiente crucero que nos sale al camino está al lado de la fuente de O Campo do Cristo, junto a esa joya que es el cementerio neogótico de Goiriz. No os lo podéis perder: en horario normal se encuentra abierto.
Dejamos atrás los alrededores boscosos de Goiriz y avanzamos hacia Vilalba. Nos esperan pastos y pequeños nucleos habitados. Pero antes de llegar, pasaremos por As Casas Novas que presenta en sus campos una intensa actividad: están sacando las patatas "Kennebec", un autentico manjar bajo estas tierras gallegas.
A Vilalba se entra por su parque empresarial. Son 3 kilómetros tediosos hasta el centro poblacional, a menos que te quedes en el albergue público que se encuentra a 2 kilómetros antes de llegar.
Había reservado en el Hotel Villa Alta y fue la mejor elección de este tramo. Pequeño, recién renovado y con una atención exquisita (35 €.). Para comer -menú del día- me habían recomendado el Bar Restaurante Avenida, un poco escondido, pero merece la pena llegar. Era domingo y estaba lleno de parroquianos, seguramente atraidos por la abundante y rica comida casera y los 12 €. del menú. Una estupenda elección. Por la tarde, visita al centro histórico de Vilalba: la Torre de los Andrade -hoy, parador nacional-, la Plaza de Santa María con su iglesia parroquial, la ruta de los Cruceiros (estamos en tierra de canteros) y -sobre todo- el paseo fluvial por las orillas del río Magdalena, que discurre pegado a la ciudad.
No hay comentarios :
Publicar un comentario