El Faro de Fisterra, entre la niebla, desde el Monte do Facho |
https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/camino-a-fisterra-dumbria-muxia-135944639
Antes de nada informar de que, entre Lires y Fisterra, existe una ruta alternativa por la costa, siguiendo el trazado del Camiño dos Faros, si bien esta sería una opción más larga y con un perfil más duro. El recorrido se alargaría en 1,3 km., pero cuentan que el tramo tiene unas impresionantes vistas sobre las calas de Área Grande y Área Pequeña y que no presenta dificultad. Este recorrido nos devovería al camino oficial unos 300 metros después de A Canosa. Yo no me atreví a cogerlo por la niebla.
Dicho esto, el camino oficial por A Canosa es agradable aunque echas de menos caminar cerca de la costa. Salimos de Lires entre campos pasando por delante de la iglesia. Vamos hacia Os Muiños cruzando su puente, lugar en el que nos desvíamos a la derecha para introducirnos en zona de bosque. Al salir vemos ya las primeras casas de A Canosa. Antes de llegar nos topamos con un área de descanso con fuente en activo.
Subimos hacia las casas fijándonos bien en la doble señalización. Después de atravesar esta aldea sin servicios, nos metemos en bosque de pinos mientras nos acercamos a Padrís donde torcemos hacia el mar al que contemplamos de lejos. En la zona de la Praia do Rostro pasamos de largo por el desvío -en bajada- a esta playa. Con hermosas vistas, llegamos a Castrexe. En toda esta zona se agudiza el lío de señales contradictorias (a Muxía y a Fisterra) por lo que conviene llevar un track.
Lavadero de Castrexe |
Sigo adelante dejando a la derecha un antiguo lavadero de piedra. Después de ascender a Suarriba continuamos hacia Buxan donde nos espera otro lío de señales.
Remontamos el Alto os Canceliños para descender a continuación hasta el pueblo de San Salvador de Duio. Allí encontramos el único bar abierto de la etapa. Una paradiña para almorzar y ya vemos a lo lejos la aldea de Hermedexuso de Abaixo y, detrás, la de Arriba.
En As Escaselas contemplamos, en la distancia, San Martiño de Abaixo y las estribaciones de Fisterra. Al fondo, el Monte Facho, hacia donde nos dirigimos. Se entra en Fisterra por la AC-445 para continúar después -depende de a donde vayas- por la Rua Alcalde Fernandez. Yo tenía reserva en el albergue - pensión Finistellae: una habitación con baño escueta aunque con buena relación calidad precio.
Me habían hablado bien del Restaurante "Los tres golpes", alejado de la zona turística y que resultó tener un menú del día más que aceptable.
Por la tarde seguí un track para subir al Monte Facho desde el centro del pueblo. Hay que recorrer el camino de La Insua que es mucho más agradable que la carretera. Pronto encuentras indicaciones que te llevan a Piedras Santas, en la cima del Monte O Facho, pero antes te topas con un cartel informativo que te desvía a la Ermita de San Guillermo: un lugar que hay que ver: orientado hacia el interior de la ría, con el monte Pindo enfrente, en él se encuentran los restos de una ermita -destruida en el siglo XVIII- asociada al Ara Solis y relacionada con ritos de fecundidad.
Continué camino hacia la cima mientras la niebla amenazaba con cubrirlo todo. Cuando llegué, aún tuve tiempo de ver el espectacular paisaje del fin de la tierra con el faro en la lejanía. Podía haber seguido por la vereda de la derecha hacia Piedras Santas pero aquello pintaba mal y estaba absolutamente sola, así que continué hacia el Mirador de Solpor y proseguí la bajada topándome con el área de caravanas de la AC-445.
En la punta del Cabo no se veía nada... sí, el Atlántico debía estar allá enfrente. Los peregrinos, entre las piedras, semejaban fantasmas.
Los 4 km. de regreso, por la AC-445, fueron muy rápidos... en 45 minutos estaba de vuelta. Nada que ver con la belleza y soledad del sendero del Monte O Facho. Me detuve un momento en la Iglesia de Santa Maria das Áreas... es dificil pasar frente a ella sin detenerse.
Al día siguiente, antes de coger el autobús, me dió tiempo de recorrer Fisterra y entrar en el Museo de la Pesca que se encuentra junto al Castillo de San Carlos. Es pequeño pero entrañable. Me llamó sobre todo la atención una lámina, trabajada a mano, donde están registrados los barcos que han naufragado -y el lugar donde sucedió- en la Costa da Morte. Alexandre Nerium, poeta y guía del lugar, te enseña y explica las artes de pesca de siglos pasados mientras te va habla de las redes convencionales, las nasas y trampas, el palangre... el entusiasmo y la pasión que pone en explicarte las antiguas técnicas de pesca de Galicia, le dá un interés especial a la visita. No perdérselo.
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